Muchas o la mayoría de las terapias alternativas
combinan dietas especiales; complementos vitamínicos,
minerales, y enzimas; desintoxicación; oxigenación;
estimulación inmunológica; y regímenes
psicológicos o espirituales para promover una
curación gradual.
El método convencional, la alopatía, con
toda su parafernalia de alta tecnología, se basa en una
filosofía médica primitiva: ataca a la enfermedad
"enemiga" de manera agresiva. A menudo, el paciente resulta
devastado durante el proceso, mientras que el cáncer y sus
causas subyacentes permanecen. Por el contrario, el médico
alternativo considera al cáncer como una enfermedad
sistémica, la cual involucra al cuerpo entero. Desde este
punto de vista, el tumor es meramente un síntoma y la
terapia apunta a corregir las causas desde la raíz. En
lugar de atacar al tumor de manera agresiva, muchas terapias
alternativas se centran en la reconstrucción de la
inmunidad natural del cuerpo y el fortalecimiento de su habilidad
inherente para destruir las células del cáncer.
Muchos pacientes de cáncer considerados "terminales" o
"desahuciados" por sus médicos convencionales comenzaron a
usar terapias alternativas, se recuperaron totalmente, y viven
bien cinco, diez, veinte años, o más después
de recibir sus fatales diagnósticos. Las terapias
alternativas contra el cáncer no resultan efectivas en
todos lo casos, muchos mueren. No existen soluciones
mágicas, no hay garantías. Desafortunadamente no
hay estadísticas confiables acerca de los resultados
obtenidos a través de los tratamientos alternativos. La
"comunidad médico" ignora la existencia de estos
sobrevivientes del cáncer o bien los rechaza por
considerarlos "evidencia anecdótica". Otro ardid de la
"Comunidad" es afirmar que las personas que se curaron mediante
las terapias alternativas en realidad se recuperaron
mágicamente debido al tratamiento previo – aunque la
quimioterapia tóxica o la radiación
inmuno-destructora administrada meses o años más
antes no haya tenido absolutamente ningún efecto en el
retardo de la enfermedad de rápido avance o con
metástasis. Otra táctica favorita de la "Comunidad"
es decir que los pacientes de cáncer que fueron curados a
través de las terapias alternativas simplemente sufrieron
"remisiones espontáneas".
Ésta es la jerga médica usada para
justificar la "recuperación inexplicable", una hoja de
higuera para cubrir la ignorancia de los médicos que no
pueden explicar lo sucedido. En realidad no existe tal
remisión espontánea, como muchos médicos
reconocen. Siempre debe haber una causa o mecanismo para la
regresión aparentemente espontánea del
tumor. 2
El estudio más abarcador, jamás realizado
acerca de la remisión espontánea de cánceres
avanzados, dio un insignificante total de 176 casos en la
literatura médica mundial comprendida entre los
años 1900 y 1965. Esto significa que las probabilidades de
que un médico encuentre varias remisiones
espontáneas en su vida son prácticamente
nulas.3
Sin embargo, hay médicos alternativos que cuentan
con centenares de las denominadas remisiones espontáneas
de cáncer avanzado en su haber. Después de analizar
200 casos de la denominada regresión espontánea del
cáncer, el profesor canadiense y doctor en medicina Harold
Foster, encontró en 1988 que la gran mayoría de
estas personas (88 por ciento) había hecho importantes
modificaciones alimentarías, generalmente se habían
volcado a una dieta estrictamente vegetariana y evitaban las
harinas blancas, azúcar, y alimentos en conserva o
congelados – antes de que se produjera la regresión
dramática o remisión completa del
tumor.4
El cáncer es un enigma biológico. No
existe un acuerdo unánime acerca de qué es lo que
hace que las células crezcan anormalmente, se multipliquen
de manera interminable, desenfrenada. Podrían existir
muchas maneras válidas diferentes de tratar el
cáncer. Según Michael Evers, director ejecutivo del
proyecto CURE, existen enfoques serios, con basamento
científico, para el tratamiento del cáncer que no
entran en el modelo tradicional. Nosotros no estamos hablando de
medicina de charlatanería médica ni de curanderos.
A pesar del apoyo del público y el creciente
interés por los métodos alternativos no
tóxicos, no invasivos, la "Comunidad médico" ha
emprendido una feroz campaña contra estas terapias,
rotulándolas de charlatanería. Mientras la medicina
oficial suprime o frustra aquellas alternativas prometedoras,
destina miles de millones de dólares para las
investigaciones que apoyan a la quimioterapia, la
radiación, y la cirugía como armas principales en
la guerra contra el cáncer. "Esa guerra ha sido un fracaso
total ya que no ha logrado retardar la mortalidad. La mortalidad
global a causa del cáncer, según la edad, se ha
incrementado un 5 por ciento desde el comienzo de la guerra
contra esta enfermedad". "Todos debemos saber que 'la guerra
contra el cáncer ' es un gran fraude", escribió el
Dr. Linus Pauling, dos veces ganad or del Premio Nóbel5.
Otro ganador de este premio, el Dr. James Watson, el
co-descubridor de la doble hélice del ADN, fue más
terminante. En 1975 se le consultó cuál era su
opinión sobre el Programa Nacional contra el
cáncer, y él contestó rápidamente,
"es una mierda". 5
La tasa de mortalidad para los cánceres
más comunes, cáncer de pulmón, colon, pecho,
próstata, páncreas, y ovarios, ha seguido igual o
se ha incrementado en los últimos cincuenta años.
"La cirugía, la radiación, y las drogas altamente
tóxicas tienden todas a fracasar por una razón
verdaderamente simple: un tumor del tamaño de un dedo
pulgar contiene mil millones de células malignas. Aunque
el tratamiento eliminara el 99.9% de ellas, un millón de
células permanecerán y volverán a
reproducirse." 6
Dr. Hardin Jones, profesor de física
médica en la Universidad de California Berkeley.
Después de analizar cuidadosamente las estadísticas
de supervivencia al cáncer durante veinticinco
años, dijo en una reunión de la Sociedad Americana
del cáncer realizada en 1969 que los pacientes sin
tratamiento no mueren antes que los pacientes que reciben
tratamientos ortodoxos, y en muchos casos viven más
tiempo. 7
Ésta es la posición oficial de la
"industria del cáncer " que factura $80 mil millones al
año y que está íntimamente asociada a las
terapias ortodoxas.
Los pacientes con cánceres avanzados, con
metástasis, considerados médicamente como
incurables por sus médicos convencionales, han revertido
sus enfermedades mediante el uso de terapias alternativas y en la
actualidad están totalmente curados. Algunos
médicos alternativos han reunido evidencia clínica,
que incluye estudios y casos cuidadosamente documentados, para
demostrar la seguridad y efectividad de sus métodos. Esta
evidencia es habitualmente rechazada por la ortodoxia
médica argumentando que no cumple con determinados
criterios, tales como pruebas controladas dobles (en las que a la
mitad de los pacientes no se les administra el tratamiento en
cuestión).
Algunos pueden ser ineficaces o fraudulentos. "La
mayoría de las terapias alternativas son casi totalmente
inútiles, al igual que las terapias convencionales", dice
Patrick McGrady, Jr., fundador de CANHELP. El defensor de la
salud holística Gary Null, quién dedicó
años a la investigación de las clínicas
alternativas y a la entrevista de pacientes, sostiene que los
índices de éxito han pasado "del 2 al 20 por
ciento" en los casos de cáncer terminal.
Algunos médicos alternativos exageran sus
resultados, con índices de remisión en 5
años del 60% o más. Patrick McGrady es
escéptico ante tales afirmaciones. Decia, "Sería
bueno, si fuera verdad." "Mi impresión subjetiva, dice
Ralph Moss, editor del boletín The Cancer Chronicles, "es
una tasa de remisión en 5 años entre el 4% y 5%
básica en todas las clínicas alternativas". "Si yo
encontrara una tasa de remisión en 5 años del 20%
sería realmente genial." De todos modos Moss siente que
este índice de éxito es altamente significativo.
"Los terapeutas oncológicos alternativos son charlatanes
inescrupulosos, sin licencia ni capacitación en medicina,
e interesados en hacer dinero fácil" dicen los miembros de
la "Comunidad medica" . Este estereotipo se puede aplicar a
algunos médicos. Sin embargo, con demasiada frecuencia, se
mete en la misma bolsa a todos los médicos y terapeutas
que trabajan más allá de los límites de la
medicina convencional. La realidad es justamente todo lo
contrario. En un estudio realizado en 1984 en los Anales de
Medicina Interna, Dr. Barrie Cassileth, y sus colegas
investigadores hallaron que 60 por ciento de los 138
médicos oncológicos alternativos investigados eran
doctores en medicina. Del 40 por ciento restante, muchos
tenían doctorados en biología, química, y
otras ciencias relacionadas además de una extensa
trayectoria en investigación.8
La Sociedad Americana del cáncer (ACS) lleva un
compendio de "Métodos no comprobados contra el
cáncer " el cual funciona como la herramienta principal de
la comunidad de oncólogos para rotular a las terapias
alternativas como pseudos – ciencia. Para la ACS "no
comprobado" significa "refutado". El análisis realizado
por Moss sobre los terapeutas no ortodoxos cuyos nombres aparecen
en la lista de "Métodos No Demostrados de la ACS" revela
que el 65 por ciento de ellos eran Doctores en Medicina, muchos
egresados de prestigiosas facultades de medicina; un 13 por
ciento adicional tenía Doctorados en disciplinas
médicas o científicas. "Varios de los
científicos en las listas de Métodos No Demostrados
de la ACS eran sin duda personas de genio", observa el escritor
de ciencias Robert Houston.9
También se dice por la "Comunidad medica" que los
pacientes que buscan terapias alternativas están guiados
por la desesperación. Son ignorantes, incautos o ambas
cosas. Contrariamente a este estereotipo, estudios recientes han
demostrado que las terapias alternativas contra el cáncer
son más populares entre pacientes opulentos, con un buen
nivel de educación, y que sorprendentemente tienen el
respaldo de algunos médicos convencionales. La
mayoría de los pacientes pagó menos de $1.000 por
el primer año de tratamiento alternativo. Incluso,
teniendo en cuenta la inflación y las fuertes variaciones
en los honorarios, estos gastos resultan modestos comparados con
los $2.500 diarios que demanda la "Comunidad médica" por
sus procedimientos invasivos. Por ultimo la "Comunidad medica"
refiere que las terapias alternativas contra el cáncer no
han sido "demostradas", por consiguiente no son comprobadas ni
científicas. La Sociedad Americana contra el cáncer
tiene setenta y dos terapias alternativas contra el cáncer
en su lista de Métodos No Demostrados. En su revelador
análisis de la lista negra de la ACS, Ralph Moss advierte
que para el 44 por ciento de estas terapias condenadas, la ACS o
ninguna otra agencia había realizado investigación
alguna. En otro 11 por ciento, las investigaciones habían
arrojado resultados positivos. En un 16 por ciento se
habían obtenido resultados inconclusos. Y para el 29 por
ciento restante, los jueces de la ACS habían determinado
que los métodos en cuestión eran ineficaces,
teniendo en cuenta que, como lo indicaba Moss, Virtualmente todos
los jueces de la ACS son médicos ortodoxos con intereses
creados en el sistema. La Hipertermia, o la terapia con calor,
alguna vez considerada como un "remedio inútil" y
"chapucero" por la ACS, fue eliminada años después
de la lista de Métodos No Demostrados. En la actualidad,
la hipertermia está siendo sometida a ensayo en los
principales centros médicos; ha sido avalada por algunos
médicos oncólogos como la quinta modalidad de
tratamiento contra el cáncer después de la
cirugía, la radiación, las drogas, y la
inmunoterapia. Éste es el mismo método que la ACS
desterró en 1967. Otros cuatro tratamientos no ortodoxos
contra el cáncer alguna vez estigmatizados por su
inclusión en la lista negra de la ACS fueron
posteriormente eliminados de la misma: el sulfato de hidrazina,
la terapia de Coley, la terapia de Lincoln, y la terapia de
lnmunidad Natural de Hendricks. En 1978, la Oficina de
Evaluación Tecnológica (OTA), un brazo del Congreso
de Estados Unidos, emitió un informe sobre una importante
investigación en el que se llegaba a la conclusión
de que "sólo entre el 10 y el 20 por ciento de todos los
procedimientos actualmente empleados en las prácticas
médicas han demostrado, a través de ensayos
controlados, ser eficaces. En otras palabras, entre el 80 y el 90
por ciento de lo que los médicos aplican son conjeturas no
comprobadas científicamente. Gracias a esta
definición sustentada por el gobierno, la mayor parte de
la medicina moderna debería considerarse
chapucería. 10
La quimioterapia y la radiación, dos de los tres
principales métodos comprobados para el tratamiento del
cáncer, aparentemente entran dentro de la
definición de la OTA como métodos no demostrados,
charlatanería potencialmente peligrosa, por lo menos en
gran parte de su uso actual en los Estados Unidos. La
quimioterapia, la radiación, y la cirugía son todas
nocivas para el cuerpo así como para el tumor y todas
éstas causan sufrimiento físico y trauma emocional
que frecuentemente constituyen una experiencia insoportable. La
quimioterapia ha tenido éxitos dramáticos en el
tratamiento de cánceres de la linfa y las células
de la sangre: las leucemias, los linfomas, y la enfermedad de
Hodgkin. Estos cánceres se tratan mediante la
quimioterapia combinada en la que se utiliza un "cocktail" de
varias drogas tóxicas diferentes al mismo tiempo. Estos
cocktails, cuando han sido precedidos por la cirugía y la
radioterapia, han alcanzado índices de curación
significativos, principalmente en el caso de tipos raros de
tumores sólidos tales como el coriocarcinoma. Todas estas
drogas resultan venenosas no como efecto colateral sino como
efecto primario, puesto que estos venenos no pueden distinguir
entre las células cancerosas y las células
normales, destruyen o matan a las células normales,
saludables de todo el cuerpo además de atacar al tumor.
Los pacientes sometidos a la quimioterapia, con sus sistemas
inmunológicos completamente destruidos o comprometidos,
frecuentemente mueren de pulmonía o infecciones comunes.
La muerte por intoxicación también es bastante
común. En un estudio, 10 por ciento de los 133 pacientes
que usaron la droga oncológica 5-FU (fluorouracilo-5)
murieron como consecuencia directa de la toxicidad de la droga.
11
Los pacientes sometidos a la quimioterapia
llegan con todo tipo de enfermedades de la sangre, tales como la
anemia aplástica, en que la médula del hueso ya no
puede producir las células de la sangre; la leucopenia,
una disminución anormal en la cantidad de glóbulos
blancos; y trombocitopenia, una reducción anormal de las
plaquetas. Los efectos a largo plazo de la quimioterapia pueden
incluir lesiones al corazón, semanas, meses, o años
después del tratamiento; la pérdida de fertilidad;
y un mayor riesgo de reincidencia del cáncer. La
mayoría de las drogas oncológicas producen
cánceres secundarios, sobre todo del tracto
gastrointestinal, ovarios, y pulmones. Éstos se encuentran
entre los cánceres más difíciles de tratar y
pueden aparecer cinco, diez, quince años después
del tratamiento "exitoso" con quimioterapia. En un estudio se
observó que el 18 por ciento de los sobrevivientes
desarrollaron cánceres no relacionados quince años
más tarde. Los siguientes informes son bastante
habituales: "Se sabe que los cánceres secundarios son
complicaciones causadas por la quimioterapia y la
irradiación empleada para tratar linfomas y linfomas de
Hodgkin además de otros cánceres primarios".
12
Las drogas oncológicas que se usaban hace tiempo
para tratar el cáncer ovárico pueden haber
resultado tan nocivas como beneficiosas al incrementar
enormemente el riesgo de padecer leucemia… "Entre las mujeres
tratadas desde 1960 hasta 1985, el riesgo de leucemia era 12
veces superior en aquellas pacientes que recibieron quimioterapia
que en aquellas que sólo fueron sometidas a
cirugía".13
Entre 5 y 10 por ciento de todos los pacientes que
sobreviven a la quimioterapia, luego mueren de leucemia durante
los primeros diez años posteriores al tratamiento,
según el microbiólogo egresado de Harvard, Dr. John
Cairns. Cuando la quimioterapia y la radiación se aplican
conjuntamente, los tumores secundarios se dan en una
proporción aproximadamente 25 veces mayor que lo
esperable. Esta determinación tan contundente fue
realizada por el Dr. John Laszlo, vicepresidente superior de
investigación de la Sociedad Americana contra el
cáncer.14
La quimioterapia puede ser uno de los tratamientos
más devastadores física y emocionalmente. La
mayoría de las cuarenta drogas oncológicas en el
mercado aprobadas por la FDA producen calvicie; el cabello puede
tardar años en regresar a la normalidad. Entre otros
efectos colaterales comunes se incluyen náuseas extremas y
vómitos, encías sangrantes, llagas alrededor de la
boca, sangrado y ulceración del tracto gastrointestinal, y
cándida. 15
Muchos pacientes comentan que sienten que los efectos
colaterales les resultan peores que la propia enfermedad.
Numerosas autopsias han demostrado que muchos pacientes mueren a
causa del tratamiento normal que reciben antes de que el tumor en
sí tenga oportunidad de matarlos.
15
La prescripción de la quimioterapia, cuando
ésta tiene pocas o ninguna posibilidad de funcionar, "es
en el mejor de los casos estúpido y en el peor de los
casos criminal", advierte el Dr. Robert Atkins, conocido
médico dedicado a la medicina complementaria.
16
La terapia con radiación, o radioterapia,
empleada en la mitad de los pacientes americanos con
cáncer utiliza rayos X de alta intensidad para debilitar
la capacidad reproductiva de las células del
cáncer. También se utiliza radioactividad emanada
de implantes artificiales, tales como las "semillas" de
cobalto-60 o radio insertadas directamente en el cáncer.
El problema con la radiación es que, como en el caso de la
quimioterapia, daña a las células normales y
saludables eliminando a su vez las células del
cáncer. La radioterapia es un poderoso cancerígeno;
provoca cánceres secundarios en muchos pacientes expuestos
a esta terapia. En un estudio, el 17 por ciento de los pacientes
tratados con radioterapia desarrollaron cánceres
secundarios, en el curso de 20 años, en los sitios
expuestos a la radiación. La radiación puede lograr
la remisión en 5 años en el 80 por ciento de los
pacientes con la enfermedad de Hodgkin detectada muy
tempranamente y además resulta efectiva en el tratamiento
del Linfosarcoma, el cáncer de próstata localizado
no operable, y tumores localizados en la cabeza, cuello, y
cervix. A pesar de estos éxitos, la radiación
parece tener un valor limitado en el tratamiento del
cáncer y a menudo resulta más nocivo que
beneficioso. Varios estudios han demostrado que las personas que
han sido sometidas a la radioterapia son más propensas a
desarrollar metástasis en otros sitios del cuerpo. Esto es
lo que menciona el Médico Oncólogo Lucien Israel,
consultor del Instituto Nacional contra el cáncer, en su
libro la Conquista del cáncer (Conquering
Cancer).17
La radioterapia aplicada luego de la cirugía
en el cáncer de mama incrementa el índice de
mortalidad, según varios ensayos clínicos y un
estudio publicado en The Lancet. 18
La cirugía a veces es un requisito vital en el
tratamiento del cáncer. Resulta eficaz como cura de
tumores tempranos, pequeños que no se han extendido a
otras partes del cuerpo. Por ejemplo, la cirugía logra una
sobrevida de cinco años en aproximadamente el 70 por
ciento de los cánceres uterinos, en el 85 por ciento en
los cánceres de piel, el 60 por ciento de los
cánceres de mama, y en el 40 por ciento de los
cánceres de colon. Pero una vez que el tumor ha crecido
más allá de cierto tamaño o se ha extendido
a otros sitios, resulta frecuentemente
inoperable.19
Los cirujanos habitualmente dicen a sus pacientes
oncológicos, "lo extirpé todo", pero muchos
estudios han demostrado que algunas células de
cáncer quedan en 25 a 60 por ciento de los pacientes,
permitiendo de este modo la reincidencia de crecimientos
malignos. "A menudo durante la biopsia de un tumor maligno se lo
corta transversalmente lo cual tiende a extender o acelerar su
crecimiento. Los mismos resultados trágicos se pueden
observar en las biopsias realizadas con agujas," observaba el
Dr.William Kelley.20
"Aunque se ha demostrado de manera concluyente que la
escisión del nodo linfático después de la
radiación no previene la expansión del
cáncer cervical, habitualmente se siguen realizando
linfadenectomias en todo el país. Esto a pesar del hecho
de que las linfadenectomias hacen que las mujeres se sientan tan
mal que prefieren la muerte, y de que se ha demostrado que
constituyen un procedimiento probadamente inútil.
21
El dolor, la desfiguración, y la
restricción de la función acompañan
frecuentemente a la cirugía. Muchos pacientes de
cáncer quedan debilitados, lisiados, traumatizados, o
humillados después de la operación. Un
número sorprendente de pacientes oncológicos
"curados" ha visto sus vidas estropeadas a causa de una
cirugía "exitosa". Por todos estos motivos, cortar el
cuerpo no es la respuesta final al cáncer.
CONCLUSIONES:
El principal objetivo de este trabajo que se ha
presentado, es hacer un llamado a la comunidad científica,
que tan arduamente trabaja en "los tratamientos alternativos
contra el cáncer" para que gane cada día mas, en la
aplicación de la rigurosidad científica, siguiendo
un diseño correcto de las investigación, un
monitoreo documentado de las mismas, así como una adecuada
recopilación y análisis de los resultados
obtenidos, que permitan arribar a conclusiones
científicamente fundamentadas e irrebatibles, y que
dejemos a un lado el empirismo y los métodos no
científicos del procesamiento de los estudios, para asi
lograr constituir una evidencia científicamente
documentada y reconocida por las autoridades sanitarias
competentes de cada país.
REFERENCIAS
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reimpreso en Healing Newsletter, vol. 5, no. 3 disponible en el
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citado en Lynes, op. cit.
6.- Revista Business Week publicada el 22 de septiembre
de 1986.
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delivered to the American Cancer Society's 11th Annual Science
Writers' Conference, Nueva Orleans, Louisiana, 7 de marzo 1969,
publicado en The Choice, mayo1977.
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101, 1984, pp. 105-112.
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11.- Revista de Medicina del estado de
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16.- Robert C. Atkins, Dr. Atkins' Heal th Revolution:
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19.- "Primary Treatment Is Not Enough for Early Stage
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cáncer, Oficina de Comunicaciones sobre cáncer, 18
de mayo 1988.
20.- William D. Kelley, Dr. Kelley's Answer to Cancer
(Winthrop, WA: Wedgestone Press, 1986), p. 11.
21.- Patrick McGrady, Jr., "The Cancer Patient's
Quandary," Townsend Letter for Doctors, no. 16, Junio 1984, p.
99.
Autores:
Dr. William Domínguez
Lorenzo1
Dr. José Ramón Rodriguez
Alonso2
Dra. Rafaela Domínguez
Álvarez 3
Dr. Luis Felipe Nicot Vidal
4
Especialista 1º grado en Salud
Pública. Profesor Instructor.Especialista 1º grado en
Anatomía. Profesor Asistente.Residente de 2º año en
MGI.Especialista de 2º grado en
Ginecología y Obstetricia. Profesor
Asistente.
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